Tiendas de Cataluña

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Comerç intel·ligent: com la tecnologia pot transformar el sector

8 de enero de 2025

La reciente celebración del Mobile World Congress nos ha recordado nuevamente la omnipresencia de la tecnología y su papel transformador en todos los ámbitos. También en el del comercio. Las innovaciones tecnológicas no solo cambian la forma en que los consumidores descubren, eligen, prueban o pagan los productos, sino que también revolucionan los procesos internos de la gestión de las empresas comerciales, haciéndolas más eficientes y competitivas.

Como anunciaban los tecnólogos desde hace semanas, esta edición del congreso ha situado la inteligencia artificial y el 5G en la cima de la revolución tecnológica. Es evidente que estos ámbitos de innovación pueden hacer posible una revolución sin precedentes para muchas de nuestras empresas. Pero, especialmente, para aquellas que interpelan directamente a los consumidores y consumidoras.

La tecnología existe para facilitarnos la vida. El comercio también. Por eso ha sido tan ilusionante ver, a lo largo de esta semana, la gran cantidad de oportunidades que se vislumbran en torno a la digitalización de las empresas comerciales catalanas, cuando lo que se trata es de proveer los productos, los servicios y las experiencias que demanda el público.

Estos días hemos visto cómo la IA puede ayudar a los comercios a personalizar la generación de contenidos, a optimizar las compras y los stocks, o a facilitar los pagos. Hemos visto cómo el 5G nos puede ayudar a adaptar la oferta de las tiendas a los constantes cambios en los patrones de consumo, y cómo facilita la incorporación de soluciones de realidad virtual o realidad aumentada. Hemos visto tiendas inteligentes a partir del big data, y también tecnologías que harán de los ejes comerciales de nuestras ciudades unos entornos más seguros, más amables y más inteligentes.

Todas estas soluciones tecnológicas generan una gran oportunidad para que el comercio catalán mejore la experiencia de compra de sus clientes. Una oportunidad que hará posible que en los próximos años surjan modelos de negocio altamente competitivos que, sin duda, harán compatibles las innovaciones disruptivas con la integración de nuevos servicios, alineados a su vez con la economía verde y circular, en este momento absolutamente innegociable.

Cataluña cuenta con un ecosistema tecnológico de primer orden y, a la vez, con un modelo comercial diversificado y con gran capilaridad en el territorio. Hoy, este binomio ganador nos da la oportunidad de posicionarnos como un referente en la innovación de las empresas comerciales. El comercio inteligente ya no es una opción, es la evolución necesaria hacia un modelo competitivo y sostenible.

Pero esta meta plantea desafíos relevantes que habrá que asumir y afrontar desde la responsabilidad. La transformación no puede dejar atrás a nadie, ni a las empresas ni a los consumidores, cada vez más exigentes en cuanto a la transparencia de la información y la seguridad de los datos. Para hacerlo, habrá que garantizar la atracción de talento ?en la línea del espacio Talent Arena del MWC?, impulsar un sólido ecosistema tecnológico para el comercio catalán y potenciar la colaboración entre todos los agentes.

El futuro del comercio no es una realidad más o menos lejana: ya está aquí, es este, y solo con una gestión cuidadosa podremos transformar sus desafíos en oportunidades para todos. El Gobierno tiene el compromiso de acompañar al sector en esta gestión, de guiar este proceso de transformación, garantizando que nadie quede al margen y poniendo a su disposición las herramientas necesarias: formación, ocupación y asesoramiento en digitalización.

También será necesario poner en el centro del debate público la necesaria sinergia entre la planificación urbanística y la estrategia comercial; este es el primer paso para lograr una sociedad integrada y viva, aquella que refuerza el papel del comercio como el pilar esencial de cohesión social que ha sido siempre, como el elemento estructurador de nuestros barrios y pueblos en un momento en que necesitamos fortalecer, más que nunca, las relaciones humanas.

Y una última reflexión: la brecha de género en el sector tecnológica sigue siendo una realidad. A pesar de los avances, todavía nos encontramos con barreras invisibles, prejuicios y falta de referentes. Si la economía y la sociedad del futuro tienen que ser tecnológicas, se necesita más presencia, se necesita dar más visibilidad al talento y al liderazgo femenino. Porque solo con una participación diversa y real se podrá generar una innovación más amplia, rica, creativa, adaptada y representativa de toda la sociedad.

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